ANJANA
El mundo de las hadas Cántabras
Las Anjanas, seres féricos de la mitología cántabra
La Anjana es una hermosísima ninfa de medio metro de estatura, ojos rasgados, pupilas negras o azules y brillantes como luceros, y mirada serena y amorosa.
Vive en grutas recónditas que son verdaderos palacios de suelo de oro y paredes de plata escondidas en fuentes y manantiales. Vive cuatro siglos y puede transformarse en lo que desee y hacerse invisible.
En la tradición oral encontramos distintas explicaciones sobre la naturaleza de las anjanas. Unos dicen que son criaturas celestiales enviadas para realizar obras buenas y que tras 400 años regresan al cielo para no volver.
¿Qué son las Anjanas?
La Anjana (de jana, antiguo nombre con que se designaba a las hechiceras durante la Edad Media) es uno de los personajes más conocidos de la mitología cántabra.
Estos seres feéricos son la contrapartida a los crueles y despiadados ojáncanos y ojáncanas y en la mayor parte de las versiones son las hadas buenas de Cantabria, generosas y protectoras de las gentes.
Su representación en la mitología cántabra recuerda a la de las xanas en Asturias, las janas en León y las lamias vascas, estas últimas sin su aspecto zoomorfo.
Las Anjanas solo cantan dos canciones: una muy alegre, parecida a una seguidilla de baile, y otra muy triste que parece el lamento de una madre desconsolada.
La principal ocupación de La Anjana es premiar a la gente que hace el bien, que es generosa...
Bendice las aguas, los árboles y el ganado... ayuda a los pobres, a los que sufren, a los que se extravían en el bosque.
Se suelen alimentar de miel, fresas, almibar y otros frutos que les proporciona el bosque.
Viven en grutas secretas de las que se dice que tienen el suelo de oro y plata y en las que acumulan riqueza para la gente necesitada.
Dice la tradición que durante el equinoccio de primavera, en la media noche, se reúnen en las brañas y danzan hasta el amanecer cogidas de la mano, esparcen rosas y quien logre encontrar una de estas que tienen pétalos púrpuras, verdes, áureos o azules, será feliz hasta la hora de su muerte.
Durante las noches, en algunas ocasiones, se pasean por los pueblos dejando regalos en las puertas de las casa de aquellos que se lo han merecido por sus buenas obras.
Pero...
La Anjana también castiga a aquellos que la desobedecen...
Parece que su poder sobrenatural viene de una potencia superior... pues también ellas pueden ser castigadas cuando se enamoran de un mortal... para ellas enamorarse de un mortal es renegar su esencia...
Pero... todo esto es excepcional... y la Anjana es la bondad que arropa toda Cantabria.
Mitos y leyendas de Cantabria
Como relata el escritor montañés Manuel Llano en su obra Mitos y leyendas de Cantabria, las Anjanas llegarían a las poblaciones del interior de la región durante la madrugada del 6 de enero con la intención de traer a los niños diversos juguetes y regalos. Esto se produciría cada cuatro años y generalmente en familias pobres o de bajo nivel económico. La tradición aún se mantiene anualmente en algunas localidades de Cantabria, en convivencia con la figura del Esteru.
Curiosidades
Si se casan con un humano, perderá su belleza y juventud, transformándose en una anciana, siendo esto un hecho insólito entre las hadas.
Destacan por su voz armoniosa e inolvidable, así como su afición a cantar y bailar. Protegen a los viajeros extraviados, quienes perciben su presencia debido a su intensa fragancia. Pueden entender el lenguaje de los animales, a quienes protegen del ojáncano.
Se suelen alimentar de miel, fresas, almíbar y otros frutos que les proporciona el bosque. Viven en grutas secretas de las que se dice que tienen el suelo de oro y plata y en las que acumulan riqueza para la gente necesitada.
El bosque
Pasan el día andando por las sendas del bosque, sentándose a descansar en las orillas de las fuentes y los arroyos parecen cobrar vida a su paso. Allí, en las fuentes, conversan con las aguas, que entonces manan más alegres y cristalinas. También ayudan a los viajeros perdidos, a los pastores, a los animales heridos y a los árboles partidos por las tormentas o los ojáncanos. Cuando pasean por los pueblos dejan regalos en las puertas de los que se lo han merecido y si se la invoca pidiendo ayuda ellas la prestarán si es buena persona, pero también castigan a quien las desobedece.